2010: en el CENTENARIO de su natalicio


José Lezama Lima

(Cuba, 19.12.1910 / 9.08.1976)

Poeta, ensayista y narrador cubano, fundador de la revista Orígenes y del ya mítico Grupo literario homónimo.


OBRA:
  • Muerte de Narciso. (poesía) 1937
  • Juego de las decapitaciones (cuento)
  • Patio morado (cuento)
  • Coloquio con Juan Ramón Jiménez. 1938
  • Enemigo Rumor. (poesía) 1941
  • Aventuras Sigilosas. (poema) 1945
  • La Fijeza (poesía). 1949
  • Arístides Fernández. (ensayo) 1950
  • Analecta del Reloj. (ensayos) 1953
  • La expresión americana. (ensayo) 1969
  • Tratados en La Habana. (ensayo) 1958
  • Dador. (poesía) 1960
  • Antología de la poesía cubana. 1965
  • Órbita de Lezama Lima. 1966
  • Paradiso, novela 1966
  • Los grandes todos. (Antología)
  • Posible imagen de Lezama Lima. 1969
  • Esfera imagen. Sierpe de Don Luis de Góngora
  • Las imágenes posibles. (ensayo) 1970
  • Poesía Completa. 1970
  • La cantidad hechizada. (ensayo) 1970
  • Introducción a los vasos órficos. 1971
  • Las eras imaginarias. (ensayo) 1971
  • Obras completas. 1975
  • Oppiano Licario. novela inconclusa, aparecida póstumamente en 1977
  • Fragmentos a su imán (poesía) 1978

MUERTE DE NARCISO

Dánae teje el tiempo dorado por el Nilo,
envolviendo los labios que pasaban
entre labios y vuelos desligados.
La mano o el labio o el pájaro nevaban.
Era el círculo en nieve que se abría.
Mano era sin sangre la seda que borraba
la perfección que muere de rodillas
y en su celo se esconde y se divierte.

Vertical desde el mármol no miraba
la frente que se abría en loto húmedo.
En chillido sin fin se abría la floresta
al airado redoble en flecha y muerte.
¿No se apresura tal vez su fría mirada
sobre la garza real y el frío tan débil
del poniente, grito que ayuda la fuga
del dormir, llama fría y lengua alfilereada?

Rastro absoluto, firmeza mentida del espejo.
El espejo se olvida del sonido y de la noche
y su puerta al cambiante pontífice entreabre.
Máscara y río, grifo de los sueños.
Frío muerto y cabellera desterrada del aire
que la crea, del aire que le miente son
de vida arrastrada a la nube y a la abierta
boca negada en sangre que se mueve.

Ascendiendo en el pecho solo blanda,
olvidada por un aliento que olvida y desentraña.
Olvidado papel, fresco agujero al corazón
saltante se apresura y la sonrisa al caracol.
La mano que por el aire líneas impulsaba,
seca, sonrisas caminando por la nieve.
Ahora llevaba el oído al caracol, el caracol
enterrando firme oído en la seda del estanque.

Granizados toronjiles y ríos de velamen congelados,
aguardan la señal de una mustia hoja de oro,
alzada en espiral, sobre el otoño de aguas tan hirvientes.
Dócil rubí queda suspirando en su fuga ya ascendiendo.
Ya el otoño recorre las islas no cuidadas, guarnecidas
islas y aislada paloma muda entre dos hojas enterradas.
El río en la suma de sus ojos anunciaba
lo que pesa la luna en sus espaldas y el aliento que en halo convertía.

Antorchas como peces, flaco garzón trabaja noche y cielo,
arco y castillo y sierpes encendidos, carámbano y lebrel.
Pluma morada, no mojada, pez mirándome, sepulcro.
Ecuestres faisanes ya no advierten mano sin eco, pulso desdoblado:
los dedos en inmóvil calendario y el hastío en su trono cejijunto.
Lenta se forma ola en la marmórea cavidad que mira
por espaldas que nunca me preguntan, en veneno
que nunca se pervierte y en su escudo ni potros ni faisanes.
Como se derrama la ausencia en la flecha que se aisla
y como la fresa respira hilando su cristal,
así el otoño en que su labio muere, así el granizo
en blando espejo destroza la mirada que le ciñe,
que le miente la pluma por los labios, laberinto y halago
le recorre junto a la fuente que humedece el sueño,
La ausencia, el espejo ya en el cabello que en la playa
extiende y al aislado cabello pregunta y se divierte.

Fronda leve vierte la ascensión que asume,
¿No es la curva corintia traición de confitados mirabeles,
que el espejo reúne o navega, ciego desterrado?
¿Ya se siente temblar el pájaro en mano terrenal?
Ya sólo cae el pájaro, la mano que la cárcel mueve,
los dioses hundidos entre la piedra, el carbunclo y la doncella.
Si la ausencia pregunta con la nieve desmayada,
forma en la pluma, no círculos que la pulpa abandona sumergida.

Triste recorre -curva ceñida en ceniciento airón-
el espacio que manos desalojan, timbre ausente
y avivado azafrán, tiernos redobles sus extremos.
Convocados se agitan los durmientes, fruncen las olas
batiendo en torno de ajedrez dormido, su insepulta tiara.
Su insepulta madera blanda el frió pico de hirviente cisne.
Reluce muelle: falsos diamantes; pluma cambiante: terso atlas.
Verde chillidos: juegan las olas, blanda muerte el relámpago en sus venas.

Ahogadas cintas mudo el labio las ofrece.
Orientales cestillos cuelan agua de luna.
Los más dormidos son los que mas se apresuran,
se entierran, pluma en el grito, silbo enmascarado, entre frente y garfios.

Estirado mármol como un rió que recurva o aprisiona
los labios destrozados pero los ciegos no oscilan.
Espirales de heroicos tenores caen en el pecho de una paloma
y allí se agitan hasta relucir como flechas en su abrigo de noche.

Una flecha destaca, una espalda se ausenta.
Relámpago es violeta si alfiler en la nieve y el terco rostro.
Tierra húmeda ascendiendo hasta el rostro, flecha cerrada.
Polvos de luna y húmeda tierra, el perfil desgajado en la nube que es el espejo.
Frescas las valvas de la noche y límite airado de las conchas
En su cárcel sin sed se destacan los brazos,
no preguntan corales en estrías de abeja y en secretos
confusos despiertan recordando curvos brazos y engaste de la frente.

Desde ayer las preguntas se divierten o se cierran
al impulso de frutos polvorosos o de islas donde acampan
los tesoros que la rabia esparce, adula o reconviene.
Los donceles trabajan en las nueces y el surtidor de frente a su sonido
en la llama fabrica sus raíces y su mansión de gritos soterrados.
Si se aleja, recta abeja, el espejo destroza el río mudo.
Si se hunde, media sirena al fuego, las hilachas que surcan el invierno
Tejen blanco cuerpo en preguntas de estatua polvorienta.

Cuerpo del sonido el enjambre que mudos pinos claman,
despertando el oleaje en lisas llamaradas y vuelos sosegados,
guiados por la paloma que sin ojos chilla,
que sin clavel la frente espejo es de ondas, no recuerdos.
Van reuniendo en ojos, hilando en el clavel no siempre ardido
el abismo de nieve aguitarada o gimiendo en el cielo apuntalado.
Los corceles si nieve o si cobre guiadas por miradas la súplica
Destilan o más firme recurvan a la mudez primera ya sin cielo.

La nieve que en los sistros no penetra, arguye
en hojas, recta destroza vidrio en el oído,
nidos blancos, en su centro ya encienden tibios los corales,
huidos los donceles en sus ciervos de hastío, en sus bosques rosados.
Convierten si coral y doncel rizo las voces, nieve los caminos,
donde el cuerpo sonoro se mece con los pinos, delgado cabecea.
Mas esforzado pino, ya columna de humo tan aguado
que canario en su aguja y surtidor en viento desrizado.

Narciso, Narciso. Las astas del ciervo asesinado
son peces, son llamas, son flautas, son dedos mordisqueados.
Narciso, Narciso. Los cabellos guiando florentinos reptan perfiles,
labios sus rutas, llamas tristes las olas mordiendo sus caderas.
Pez del frío verde el aire en el espejo sin estrías, racimo de palomas
ocultas en la garganta muerta: hija de la flecha y de los cisnes.
Garza divaga, concha en la ola, nube en el desgaire,
espuma colgada de los ojos, gota marmórea y dulce plinto no ofreciendo.

Chillidos frutados en la nieve, el secreto en geranio convertido.
La blancura seda es ascendiendo en labio derramada,
abre un olvido en las islas, espadas y pestañas vienen
a entregar el sueño, a rendir espejo en litoral de tierra y roca impura.
Húmedos labios no en la concha que busca recto hilo,
esclavos del perfil y del velamen secos el aire muerden
al tornasol que cambia su sonido en rubio tornasol de cal salada,
busca en lo rubio espejo de la muerte, concha del sonido.

Si atraviesa el espejo hierven las aguas que agitan el oído.
Si se sienta en su borde o en su frente el centurión el centurión pulsa en su costado.
Si declama penetran en la comida y se fruncen las letras en el sueño.
Ola de aire envuelve secreto albino, piel arponeada
que coloreado espejo sombra es del recuerdo y minuto del silencio.
Ya traspasa blancura recto sinfín en llamas secas y hojas lloviznadas.
Chorro de abejas increadas muerden la estela, pídenle el costado.
Así el espejo averiguó callado, así Narciso en pleamar fugó sin alas.

Comisión Cubana por el Centenario de José Lezama Lima

La Comisión Cubana creada para conmemorar el Centenario del natalicio de José Lezama Lima tiene como Presidentes de Honor a Cintio Vitier y Fina García Marruz, y está integrada por Roberto Fernández Retamar, César López, Reynaldo González, Antón Arrufat, Pablo Armando Fernández, Miguel Barnet, Nancy Morejón, Pedro Simón, Eusebio Leal, Eduardo Torres Cuevas, Margarita Mateo, Enrique Saínz, Roberto Méndez, Sigfredo Ariel y Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, entre otros reconocidos escritores, artistas, editores, investigadores y amigos de Lezama, junto a instituciones culturales de toda la isla relacionadas por su labor con la vida y obra del autor de Paradiso, Enemigo rumor y Analecta del reloj, entre otros títulos memorables.

La comisión formará, entre sus miembros, varias comisiones temáticas para el trabajo en los distintos campos de la cultura, promoverá la realización de discos y conciertos, representaciones escénicas, documentales, exposiciones patrimoniales y artísticas, la edición de textos diversos en libros y publicaciones periódicas de todo el país, y organizará en Diciembre de 2010 un Congreso Internacional sobre la obra de José Lezama Lima organizado por la Casa de las Américas y el Instituto de Literatura y Lingüística.
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Además, en conjunto a estas actividades, se publicarán las Obras Completas de José Lezama Lima; un acontecimiento de singular importancia para el conocimiento, estudio y difusión de su pródigo legado a la cultura cubana y universal y es, sin dudas, el más trascendente de los numerosos homenajes que se preparan para la ocasión. La Editorial Letras Cubanas, del Instituto Cubano del Libro, será la encargada de materializar el extraordinario suceso editorial, cuyas distintas entregas irán apareciendo a lo largo de estos dos años de celebraciones, que se extenderán hasta la Feria Internacional del Libro de La Habana en 2011, año en que se conmemorará el 35 aniversario de la muerte de quien es reconocido por escritores y críticos como uno de los autores más influyentes en las letras en lengua castellana de la segunda mitad del siglo XX.

La Habana, Abril de 2009